El fraile del torreón
Pegado a la cal de la pared del torreón circular de Cantabos, oscuro y sin sombra, el Fray Gre sostiene el cordel del campanario para llamar a los hermanos . Lo vuelve a intentar pero vuelve a ser inútil: sus manos se quedan inmóviles, aferradas a la soga. Nadie acude a la llamada.
Había sido una noche larga y dramática. Una terrible tormenta ha descargado sobre Monteagudo y cuatro frailes están refugiados en un cobertizo pegado a la muralla y cerca de la iglesia. Un rayo centellea en la oscuridad y parte del muro que cerca la villa se derrumba entre un estruendo ensordecedor. Los hermanos salen atropellándose por el hueco del muro y Fray Turo recoge entre los escombros una pequeña imagen de la Virgen.
Con ella en brazos comienza a dar vueltas en medio de la noche alrededor del pueblo, sin que nadie se entere de sus gritos y oraciones. Mientras tanto Fray Pac, Fray Pep y Fray Gre salen corriendo hacia Cantabos. Los tres cruzan el río y subiendo por el barranco Meazorras toman el camino hacia Cantabos pasando por el molino que hay al lado del Prado. Llaman insistentemente pero nadie les abre. La tormenta aumenta su virulencia Una enorme granizada cae en ese momento. Deciden volver y al cruzar el río Nájima se lleva unos maderos que servían de puente. Fray Gre al quedarse solo continúa por la casa del Praderón y dejando a la derecha otro molino llega a Cantabos.
Fray Gre agarra el cordel del campanario para llamar a los hermanos. Lo vuelve a intentar pero vuelve a ser inútil: sus manos se quedan inmóviles, aferradas a la soga. Nadie acude a la llamada.
Alguien -por misericordia o simple fastidio- se las tendrá que ingeniar un día para explicarle que en verdad esas campanas están dibujadas en la pared desde 1144. Y que él también. El verdadero fraile se fue a S. María de Huerta en 1151.
lunes, 16 de julio de 2007
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